Belgrado Barcelona y Tel-Aviv se convirtieron anoche en los tres grandes epicentros de la Euroliga. El torneo se puso ayer su traje más clásico, con equipos de toda la vida y canchas, sobre todo el Pionir de la capital serbia, donde el público apreta de lo lindo. Los madridistas Papadopoulos y Pelekanos están muy acostumbrados al público gritón y a los «hooligans» más radicales que se estilan en la mayoría de las canchas helenas, pero, el resto de la delegación blanca, por mucho que les haya tocado lidiar ya incluso con viajes imposibles (llámese Tartaristán el año pasado en la Copa ULEB), no se acaban de acostumbrar.
El Partizán ha aprovechado el aliento de su público para intentar clasificarse para la siguiente fase, el «Top 16». Anoche, los objetivos del equipo de Joan Plaza pasaban por ganar, por lo civil o por lo criminal, pero vencer para asegurarse el pase a la siguiente ronda.
El enemigo público de los blancos era, en teoría, Nicola Pekovic. Pero como en la ida, en Vista Alegre, pasó igual de desapercibido, más allá de la primera mitad, en la que ambos equipos no lograron despegarse en el electrónico. El Real Madrid se llevó los dos primeros «rounds», manteniendo unos exiguos 3-4 puntos de distancia para intentar la despegada definitiva en el segundo tramo de la contienda.
Y si de Pekovic (6 puntos) había pocas noticias, Vranes, la gran «torre» partisana (2,29) y ex NBA, se puso a capturar rebotes como si la vida fuera en ello. Eso, y la labor de Tripkovic, Velickovic, Bozic y Milt Palacio evitaban que los blancos se disparan en el marcador.
Los blancos, por su parte, estuvieron muy batalladores, con Felipe Reyes, como siempre, como su principal referencia, intentando irse más allá de los 4-5 tantos. El tercer acto lo inauguraron con un triple de Charles la «Araña» Smith para romper esa barrera.
Hubo varios conatos, sobre todo en el tercer acto. La resistencia partisana parecía flaquear y, sobre todo, tras un formidable gancho de Papadopoulos al final de ese tiempo, el estirón ya era un hecho (50-61). El postrero triple de Velickovic sólo sirvió para maquillar el resultado. Pero el Real Madrid era más equipo en esta especie de duelo de campeones y líderes en sus respectivas Ligas.
Las noticias del Palau indicaban que el Barcelona estaba sufriendo de lo lindo ante el Panathinaikos. Eso pareció espolar aún más a las gentes de Joan Plaza.
Al poco del último acto, Papadopoulos le sacó la tercera falta a Pekovic, que volvía a demostrar que el Real Madrid es el único equipo que se le resiste. El Real Madrid parecía también espoleado por esos ecos del Palau y ya se subió a la inercia de la ventaja para cerrar la victoria.
El Partizán agonizaba, faltaba un último rejón, pero resurgía una y otra vez para abocar al partido a una muerte súbita. Los blancos tuvieron que tirar de oficio para dejar a los de Dusko Vujosevic hacer un ataque largo que dilapidó sus opciones. Tepic puso el 70-74 para entrar en el último minuto. Mumbrú hizo enmudecer con un mate para poner un casi definitivo 70-76... Al final, 72-80, victoria madridista y rumbo al «Top 16», donde le esperan otro tipo de empresas. Lástima que ni el Unicaja ni el Barça (55-56) pudieran ganar.
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