Le aguantó hasta el último estertor, pero está claro que el Real Madrid de Joan Plaza no acaba de saber gestionar los momentos clave de los partidos de la Euroliga. Ayer, en El Pireo ateniense tuvo opciones hasta los últimos segundos, después de hacer una primera mitad muy seria, venirse abajo en el tercer cuarto y remontar diez puntos, marca de la casa, en el epílogo. Pero murió en la orilla en una imagen que le retrata perfectamente: Raúl López intentando entrar a canasta con el 75-71 en el electrónico. Quedaban todavía más de veinte segundos, un mundo en una cancha de básquet. Podía haber hecho una circulación de balón, pero decidió jugársela. Y ahí se fue una gran oportunidad, la de volver a Madrid, a su santuario particular, con la serie empatada a uno. En lugar de eso, el Olympiacos, un equipo de estrellas pero vulnerable, viaja con la eliminatoria encauzada (2-0), a tiro de uno para la «Final Four».
Lástima por el gran partido de Louis Bullock y Felipe Reyes. El pívot se erigió en el máximo anotador del partido (23 puntos, más 9 rebotes), nada que ver con el choque del martes. Se las tuvo con Nikola Vujcic, pero el protagonismo griego se lo repartieron Printezis y Greer.
El duelo Greer-Bullock
El primero estuvo estelar sobre todo en el primer cuarto. El base norteamericano, sin embargo, fue decisivo tras el descanso. Se echó al equipo a su espalda y no sólo dirigió, sino que también anotó. De hecho, uno de los momentos del choque fue en los minutos del último cuarto. Greer y Bullock enchufaron ocho puntos seguidos cada uno, pero el Olympiacos se llevó el gato al agua. Por oficio, el de los últimos instantes del encuentro, más que por un juego dominante, y por tener una segunda línea en mejor forma que el banquillo blanco.
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